Presentación del músico Alfredo Gutierrez y su conjunto en la telenovela La Mala Hora, del periodista Juan Gossain, amenizando una parranda al cacique Miranda, protagonista de la telenovela y quien representa a un traficante de marihuana.
Los músicos guajiros Héctor Zuleta y Adanies Diaz, interpretan la canción La Socolita, de la autoría del compositor guajiro Romualdo Brito.
Aprovechando las cercanías musicales presentes en el caribe, el cantante puertoriqueño Daniel Santos interpreta en ritmo de charanga: El Marimbero.
Con la reciente realización de la película Pájaros de Verano, de los productores Cristina Gallego y Ciro Guerra, y cuyo eje central es mostrar el surgimiento y el auge de la bonanza marimbera en la década de los setenta en el departamento de la Guajira, se revive un viejo capítulo de ingrata recordación en la historia de gran parte del caribe colombiano, por la destrucción directa o indirtecta que dejó a su paso en muchas familias de la región.
La magnitud de los alcances de la bonanza marimbera*, de la que se beneficiaron económicamente además de los wuayúu, muchas familias mestizas, terminó por trastocar distintos aspectos de la vida cotidiana en la región. Algunos de ellos como la música vallenata, la economía, la convivencia y seguridad de algunos sectores de pueblos y ciudades como resultado de los tiroteos que dejaban las venganzas e intolerancia de los traficantes.
De los enfrentamientos entre traficantes, el más renombrado fue el de dos familias mestizas, cuyos miembros se enfrentaban a tiros en cualquier lugar donde coincidieran y que los llevó a casi aniquilarse totalmente. Lo anterior, no alcanzó a ocurrir, porque en medio de la guerra, los miembros de las dos familiar enfrentadas, respetaron hasta donde las circunstancias lo permitieron, unos códigos tácitos heredados de la etnia ancestral wuayúu: excluir a los niños y a las mujeres de la vendetta.
En gran parte de la discografía grabada por los conjuntos vallenatos más escuchados en la mitad de la década de los setenta y los ochenta, quedó plasmada la presencia de la bonanza marimbera, traducida en saludos y canciones dedicadas a los protagonistas del negocio con más poder.
La situación llegó al extremo que una disquera extranjera con sede en Colombia que disponía de un amplio archivo musical vallenato, publicó un álbum de edición limitada, por solicitud de un poderoso personaje. En ese álbum, se compilaron las canciones que más le gustaban a él y lo distribuyó de manera gratuita en su zona de influencia, entre amigos y admiradores.
La magnitud de los alcances de la bonanza marimbera*, de la que se beneficiaron económicamente además de los wuayúu, muchas familias mestizas, terminó por trastocar distintos aspectos de la vida cotidiana en la región. Algunos de ellos como la música vallenata, la economía, la convivencia y seguridad de algunos sectores de pueblos y ciudades como resultado de los tiroteos que dejaban las venganzas e intolerancia de los traficantes.
De los enfrentamientos entre traficantes, el más renombrado fue el de dos familias mestizas, cuyos miembros se enfrentaban a tiros en cualquier lugar donde coincidieran y que los llevó a casi aniquilarse totalmente. Lo anterior, no alcanzó a ocurrir, porque en medio de la guerra, los miembros de las dos familiar enfrentadas, respetaron hasta donde las circunstancias lo permitieron, unos códigos tácitos heredados de la etnia ancestral wuayúu: excluir a los niños y a las mujeres de la vendetta.
En gran parte de la discografía grabada por los conjuntos vallenatos más escuchados en la mitad de la década de los setenta y los ochenta, quedó plasmada la presencia de la bonanza marimbera, traducida en saludos y canciones dedicadas a los protagonistas del negocio con más poder.
La situación llegó al extremo que una disquera extranjera con sede en Colombia que disponía de un amplio archivo musical vallenato, publicó un álbum de edición limitada, por solicitud de un poderoso personaje. En ese álbum, se compilaron las canciones que más le gustaban a él y lo distribuyó de manera gratuita en su zona de influencia, entre amigos y admiradores.
En pleno auge de la bonanza marimbera algunos traficantes, además de lograr saludos y menciones en las canciones que grabaron conjuntos de gran prestigio, a cambio de una gran retribución económica, tienen una figuración dudosa como autores de canciones de corte romántico, publicadas por las disqueras.
Comenzando la década de los ochenta, el cantante Romualdo Brito, grabó acompañado del conjunto de los hermanos Meriño, el tema de su autoría, denominado El Marimbero, el cual alcanza una limitada difusión regional. Sin embargo, el cantante puertorriqueño Daniel Santos, aprovechando las cercanías musicales presentes en el caribe, deja como testimonio sonoro la grabación en ritmo de charanga, de la canción El Marimbero, trasladando la temática de la canción del ámbito regional al ámbito internacional, con lo cual se hace más visible la presencia del fenómeno social de la bonanza marimbera en la música.
Empezando la década de los ochenta los músicos de origen guajiro, Héctor Zuleta y Adanies Diaz, también dejaron como testimonio sonoro de la bonanza, la grabación titulada La Socolita. Una canción compuesta en tono de burla por el músico Romualdo Brito, en la que describe la situación económica precaria de un campesino, que aspira a resolver su situación haciendo un cultivo, el cual no menciona. La utilidad que le dejará la cosecha es tan jugosa, que le permitirá comprar carro nuevo para complacer a su compañera, quien se queja por tener que transportarse en burro. Mientras ella estrena carro y se viste con ropa nueva, el burro liberado de sus responsabilidades, engorda en el potrero muerto de risa...
El fenómeno social que desató la bonanza marimbera quedó documentado también en dos libros: uno titulado La Noche de las Luciernagas (Libro-reportaje 1.980), escrito por el periodista barranquillero José Cervantes Ángulo y otro libro titulado La Mala Hierba (1.981) escrito por el periodista Juan Gossaín. Este último libro llevado en formato de telenovela a la televisión colombiana en la primera mitad de la década de los ochenta y en la que interviene el músico Alfredo Gutiérrez, amenizando una parranda del cacique Miranda, protagonista de la telenovela.
A raíz de los extremos y excesos protagonizados por la clase social emergente, incubada en al economía ilegal del tráfico de marihuana en la Guajira y que después se extiende a otras regiones del litoral, surge en ciertos círculos sociales de algunas de las ciudades del Caribe, en una región conformada esencialmente por grupos humanos multiétnicos, un hechos social curioso: la estigmatización generalizada del pueblo guajiro.
Contraportada novela La Mala Hierba de Juan Gossain.
Contraportada libro-reportaje La Noche de las Luciernagas de José Cervantes Ángulo.
* Concepto con el que se conoce el tráfico de marihuana en el caribe colombiano.
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